Jorge Heine – China y la Cumbre del G20 en Hangzhou

12 agosto 2016

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Publicado en: http://www.latercera.com/noticia/opinion/ideas-y-debates/2016/08/895-692061-9-china-y-la-cumbre-del-g20-en-hangzhou.shtml

EN TIEMPOS de turbulencia, la próxima cumbre del G20 en Hangzhou, a comienzos de septiembre, no podría venir en mejor momento. Descrito como el “comité timón” de la economía mundial, el G20 reúne a las principales economías del mundo, que representan un 85 % del producto global, un 80% del comercio internacional y un 65% de la población mundial. Establecido en 2008, en pleno estallido de la crisis financiera, jugó un papel clave en morigerar los peores efectos de la misma, y ha surgido como un foro significativo que reúne alrededor de una misma mesa a los líderes de las economías desarrolladas con los de las emergentes.

En sus ocho años de existencia, esta es la primera vez que China hace de anfitrión, confirmando el papel cada vez más central de este país en el circuito diplomático. Una pregunta obvia es por qué esta cumbre tiene lugar en Hangzhou y no en Beijing, Shanghai o Guangzhou, ciudades bastante más grandes y de más peso económico. La respuesta es simple: China apuesta a la innovación como palanca para su crecimiento y desarrollo en los próximos años, y Hangzhou, una antigua capital imperial, es un gran centro de innovación. Entre otras cosas, es  sede de la casa matriz de Alibaba, el gigante del comercio electrónico. De hecho, Jack Ma, su presidente fundador, jugará un papel protagónico en la Cumbre, cuyo tema será “Hacia una economía mundial innovadora, interconectada e inclusiva”.

Hasta hace unos meses, la sabiduría convencional era que los Brics (sigla que definió la primera década de este siglo) no habían sido más que un espejismo pasajero, y que el tiempo había dado la razón a quienes sostenían que el eje de la economía mundial seguía girando en torno al Atlántico Norte y las decisiones que se tomen allí. El Brexit y las tendencias proteccionistas y populistas que vemos en los Estados Unidos y en Europa, sin embargo, indican la falacia de esa perspectiva. La realidad es que el mundo depende cada vez más de las economías emergentes, especialmente de los gigantes asiáticos; esto es China e India, algo subrayado por Gideon Rachman en su reciente libro Orientalización : guerra y paz en el siglo del Asia.

En momentos que el comercio internacional se ralentiza (entre 1995 y 2005, creció al 6% anual, al doble de la tasa del producto mundial, mientras que entre 2012 y 2015 no ha superado el 3%, una tasa similar a la del producto global) es indispensable aplicar medidas que le den un nuevo impulso al comercio y a los flujos de inversión internacionales. China, una de las economías que más se ha beneficiado de la globalización, está en una posición privilegiada para impulsar una agenda de este tipo. Se trata de promover la innovación, los aumentos en la productividad y una economía mundial más abierta. Si hay algo que el mundo no necesita es escuchar los cantos de sirena del proteccionismo, que tanto se dan hoy en algunos de los países desarrollados.

Durante mucho tiempo China ha manifestado que está descontenta con su cuota de poder en las instituciones financieras internacionales, que no se correspondería con  ser, después de todo, la segunda mayor economía del planeta, con un PIB de 11 billones de dólares. En esta cumbre del G20, que se da en un punto de inflexión del acontecer económico internacional, tiene la gran oportunidad de demostrar su capacidad de conducción en la gobernanza económica mundial.